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Strangers in the night

2009/02/23

 

 Se sabe el nombre de la chispa que salta y comparte su holganza con el proscrito ordinario,  venida del deseo  de tener un cisne salvaje, tibio, ocasionalmente, entre las piernas, no como virtud ni como albur, sino que fuera recogida, en la sombra depuesta, en  las palabras encendidas  que son el fuego de otra especie, en el entusiasmo de  las  manos, en las muertes y bienvenidas de mis tantos.

Sombra y palabra. El claroscuro del  cuerpo bajo la marca de la mirada.

Hemos vuelto al tiempo de la Reina de Espadas. Y ella nos dice que la casualidad es un tiempo que no vuelve, una forma de vivir que ya nos abandonó.

El cielo impúdico perdido en  el paraíso  de las calles. Se disfruta el soplo que evoque en cada tajada el desconocido mecenas.

Las buenas noches del lado fantasma.  No dejarlas perder como un cumplido al delincuente, a mi misma y a la coincidencia. Darse cuenta de que aunque corto y desconocido, no hay ciclo fácil para hacerlo salir.

3 comentarios

  1. Usted siempre busca ser desheredada, lo he dicho, de mala, no le creo aùn.


  2. Y si el objetivo es reconfortarme, puede ser mejor, en algunos dìas.
    Tiene razòn con lo de la web y creo que voy a tener que hacerle un control de lectura porque se me quiere desviar.


  3. Ja, ja, ja. permìtame reirme. Y ya que le di paso a la infiltraciòn agradezca.



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