El intento de enrolarse en una cadena alimenticia es un movimiento pendular, para obtener el maleficio de una inciertamente apetecida salvación.
La ocasión de justificaciones tenía el intercambio de principio de película de terror: un título verdoso que produce ese miedo inadmisible. Los eslabones cronológicos arrastran la inspección perdida de los ridículos antes, durante y después; para pensar en ellos como profecías de envoltura chiclosa.
Empezaba a torear con mis propias recomendaciones, inventos a menudo propiciados y poco propicios como este de tenerle un buen gusto diario a “La nauseé”. El “papito Pucho” me la regaló hace 11 años, me contó la historia de que había compartido más de un café con el autor. Mi padre ha intentado desmentirlo y yo siempre respondo que la creatividad de Durero fue descartada a tiempo . Sartre quiso llamar a la novela “Melancolía”, como un grabado.
Cuando bajo toldo empujo de lado esta aparición objetiva, la prueba criteriosa quiere pegar fin. Entonces, aquel que recolecte el quinceañero, y vomitivo atentado, llega a ser el beneficiado de la impura salud que engendra.
Quien sabe y un día cambie de opinión y mi progenitor que dulcemente colocó el nocturno renacuajo de mi “existencia” pueda lograrlo en sus imágenes.
El abuelo era abogado en serio, papà fuè ingeniero y es grabador y yo mèdico todavìa.